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18 Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche en ayuno(A). Ningún entretenimiento fue traído ante él y se le fue el sueño(B).

19 Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue a toda prisa al foso de los leones. 20 Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: «Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones(C)?».

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